lunes, 24 de noviembre de 2008

Déja vu


Te cuento que esto parte en un bar. Es verano y pedimos cerveza, barata y tibia. Nos miramos desganados, en el fondo sabemos que tú empiezas a olvidarme y que yo ya no te quiero. Pero el juego continúa y debemos llegar al final.

Tras un silencio incómodo, te pregunto que qué tal tu día. Respondes que te fue como siempre, que no hubo nada interesante, además de sacar un cacho de última hora. Que estás harta de tu trabajo de porquería.

Sin ni siquiera fingir que te interesa, me preguntas cómo me fue hoy. Si logré escribir algo. Hago caso omiso de tu indiferencia y digo que anoche soñé contigo. Mientras te afanas en tu cartera buscando un cigarrillo, te cuento que todo parte en un bar. Que es verano y pedimos cerveza, barata y tibia. Que nos miramos desganados, que en el fondo sabemos que tú empiezas a olvidarme y que yo ya no te quiero, aunque el juego continúa y debemos llegar al final.

Me interrumpes para preguntar si me quedan cigarros, porque dejaste los tuyos en la oficina. Te acerco mi cajetilla, sacas uno, lo enciendes y te lo llevas a la boca con placer. “¿En qué estábamos?”, dices, exhalando el humo con la cara torcida. “En que anoche soñé contigo”, respondo.











3 comentarios:

young_supersonic dijo...

ESO SE LLAMA HACERSE EL LESO.

Y SABER CONFRONTAR LA REALIDAD, CUANDO DUELE, COMO SI FUERA UN MERO CAMBIO DE CALCETÍN SUCIO.

juan antonio bermúdez dijo...

Me parece un cuento precioso y terrible a la vez. Saludos largos desde españa, ¡cuánto tiempo!

David Maturana Céspedes dijo...

Dejar los niños vivir su vida, llegado el momento, los mismo que hoy se publicitan con él, ya no estarían dispuesto en promoverlo, es más por todos los medios, intentarían sacarlo del camino.