sábado, 31 de octubre de 2009

Canita al aire

Anoche, después de mucho tiempo, estuvimos juntos.

Como antes, nos embriagó el vértigo y nos sentimos felices e inmortales en medio de tanta desnudez. Abrazados, lo recordamos todo: el día en que nos conocimos, los absurdos equívocos del inicio y por supuesto, el primer beso y lo que vino después. Nos reímos de los malos tiempos y calificamos de “estúpidas” las razones del quiebre. Luego, nos dormimos enredados en la ilusión de recomenzar y en promesas de amor eterno.

Hasta que desperté sobresaltada. No estabas tú y no habías dejado ningún rastro para localizarte otra vez. Y en el otro extremo de la cama, había otro hombre. Uno desconocido, que roncaba a pierna suelta. El mismo que hace años vive y duerme conmigo y que jura de guata que ya no me ronda tu fantasma. Ni siquiera en sueños.

No hay comentarios: