La revista decía que los hombres preferían a las rudas, las que salían solas. Decía que una mujer sentada en la barra es sexy. Porque no le importan los borrachos odiosos. Porque parece que no teme a nada. Porque a ellos le gustan las chicas con carácter.
Tras la lectura, se puso un vestido escotado y no llevó abrigo. Al llegar, pidió algo novedoso: un tequila margarita. Sonrió desafiante a quienes la abordaron. A algunos, les anotó el número de su celular.
Eso sí, nunca descuidó el vaso. Su madre le advirtió que podían echarle algo al trago.
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