Querido hincha shileno de corazón:
Créeme que yo he estado en tus zapatos: yo, como el niñito
de mi casa, me han visto puteando árbitros, gritando golazos, lamentando (la
más de las veces) derrotas. Eso sí, te advierto que (por cosas como ésta)
soy viuda de Bielsa, y que aunque lo hallo chistoso, no le tengo mucha fe a
Borghi. Es más, te confieso que desde que el Loco se fue, volví a ser lo que
siempre he sido: más hincha de la U
que de La Roja y
que solo quiero que el Bichi se mantenga para que no nos levanten a Sampaoli.
Sí, sé que por eso merezco el escarnio público, la
expatriación y la excomunión, pero créeme que puedo vivir con eso.
Inhala, exhala; inhala, exhala; inhala, exhala. Te pido que
me leas hasta el final.
En el fondo, mi querido, no quiero entrar en polémica
contigo. No quiero ponerte el dedo en la llaga. Bien sé, chileno de corazón,
que en estos momentos estás enrabiando, enchuchado, decepcionado con el
numerito de los cinco “profesionales desafectados” por borrachos de Juan Pinto
Durán. Y aunque me reí a gritos con la dizque conferencia,
intuyo que la molestia es peor después de sus descargos, considerando la
lección de soberbia que nos dieron.
¿Viste su desfachatez? Ambos sabemos que en el mundo real,
si nos quisiéramos dar el lujo de llegar curaos a la pega, nos darían
automáticamente una patada en el poto y eso que recibimos salarios que están
muy lejos de los millones mensuales que obtienen ellos por ser aplicaditos con
el balón.
Lo que te quiero pedir es que abras los ojos: No sólo te
cagan Vidal, Valdivia, Beausejour,
Carmona y Jara (además, ya
estaba bueno que Jara se fuera).
¿Te acuerdas del escándalo de La Polar, que timó a cientos de miles de clientes, gente como uno que por tener cosas se endeudó pensando que el plástico todo lo aguanta? Pero los ejecutivos de la tienda no solo se cargaron a sus clientes directos, sino que a todos los que cotizamos en las AFP, acreedoras de la firma. ¿Y sabes qué? Las partes llegaron a un acuerdo y las Administradoras le condonaron el 47% de la deuda y adivina quienes pagan este porcentaje. Exacto: tú y yo.
¿Te acuerdas del escándalo de La Polar, que timó a cientos de miles de clientes, gente como uno que por tener cosas se endeudó pensando que el plástico todo lo aguanta? Pero los ejecutivos de la tienda no solo se cargaron a sus clientes directos, sino que a todos los que cotizamos en las AFP, acreedoras de la firma. ¿Y sabes qué? Las partes llegaron a un acuerdo y las Administradoras le condonaron el 47% de la deuda y adivina quienes pagan este porcentaje. Exacto: tú y yo.
Para qué vamos a hablar de las Isapre, ¿cierto? Con sus
planes arbitrarios (especialmente para los humanos que tienen útero, como yo) y
sus malas
prácticas. O las de los bancos
y sus intereses excesivos
. Y qué decir de la educación: quizás como muchos estás chatos con los seis
meses de movilizaciones y piensas que estos chiquillos deberían conformarse con
menos. Pero cuando lo hicieron, el 2006, mira tú lo que pasó: las cosas se
mantuvieron tal cual y peor: resulta que casi no entendemos lo que leemos,
damos pena con los números, desconocemos nuestra historia y aguantamos tanto
abuso por no saber leer la letra chica.
Además, supongo que si viste las imágenes de Valdivia,
Beausejour, Carmona y Jara leyendo penosamente lo que tenían escrito,
concordarás conmigo de lo mucho que nos falta en este ámbito…
Hace un par de años, te habría dicho que fueras al Registro
Electoral y te inscribieras, para hacer la diferencia y bla bla. Pero ahora me
da pudor hacerlo, porque con el sistema
binominal, no sacamos mucho en realidad: te dan a elegir entre dos
alternativas con matices cada vez menos notorios y que se le juegan por
mantener y consolidar el actual statuo quo, donde muchos andamos al 3 y el 4,
mientras que otros lo controlan
todo. Sí, todo. Sin contar con un ordenamiento constitucional heredado de una
tiranía, hecho a la medida de Daniel López, y “legitimado” por Ricardo Lagos
durante la “democracia”.
Sí, es un poco como esto y como esto otro
también.
Lo triste es que no sé si las cosas pueden cambiar pronto,
pero creo que una buena partida es abrir los ojos y no caer en voladores de
luces, como puede ser este mismo episodio con La Roja.
En todo caso, estimado, yo no digo que tu ira de hoy esté
mal. No me voy a poner desde un pedestal moral ni nada así: sólo te pido que la
canalices con algo que de verdad valga la pena.
Con cariño.
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