viernes, 2 de diciembre de 2011

Carta Abierta: Mario Kreutzberger, Don Francisco

Mario:

Déjeme decirle así, como lo hacen quienes aspiran estar orbitando en torno suyo: soñando con pasear en su yate, con comer en su mesa y con reemplazar al que reemplazó al reemplazante de Mandolino como comparsa.

Desde que tengo uso de memoria ha estado en mi tele y lo siento como si fuera parte de mi vida: crecí viéndole cantar jingles y “canciones” ridículos, humillando a ingenuos concursantes y manteniéndote incólume y respetable, incluso ante las maledicencias que lo acusan de recurrir a Belcebú para ser el animador número uno de la televisión de Hispanoamérica.

Y es que usted ha logrado algo que nadie ha podido: unirnos en una causa bella, noble y fecunda, como es La Teletón. Poco importan sus omisiones sobre la contingencia; su tendencia a banalizar las diferencias políticas o los reclamos sociales. Poco importa que haya estigmatizado a gente como Palmenia Pizarro, la fallida demanda de paternidad y las acusaciones de acoso sexual  hechas por modelos de Sábado Gigante. Eso no es relevante, al lado de todo lo que hace por el país.

Porque, ¿para qué le vamos a pedir que se defina, Mario, si hasta el Presidente sabe que es el único hombre que consigue unir a todo un país en una cruzada de 27 horas de esfuerzo y amor?

Usted logra que los señores políticos bailen al ritmo que le impones, que las fulgurantes estrellas de la TV disimulen sus egos inseguros (aunque no faltan los que pierden la batalla y se quejan), y que los generosos empresarios del país aporten con su granito de arena a estas 27 horas de solidaridad, aunque algunos mal pensados piensen lo contrario.

Por lo mismo, Mario, le pedimos que esta noche y mañana haga lo que mejor sabe: que las luces del show nos anestesien y nos hagan olvidar nuestras diferencias, desigualdades y miserias. Que hagamos como que no vemos los patéticos esfuerzos de las estrellitas por figurar, paliando el escaso talento con la capacidad de situarse estratégicamente cerca de usted, el Rey Sol del espectáculo. Que hagamos como que no vemos que la Responsabilidad Social Empresarial es un espejismo que se reduce a dar una migaja, generalmente financiada con los aportes de los propios consumidores. Que no veamos la voraz y frívola maquinaria circense que se desata con el pretexto de ayudar a los niños con discapacidades.

Lo necesitamos, Don Francisco, para que el papito y la mamita se levanten y vayan a depositar. Para que el papito y la mamita se mareen con eso de la solidaridad del chileno y nos conformemos todos con aplicar caridad donde debería haber una política de estado sobre la discapacidad.

Lo necesitamos, Don Corleone, porque usted es nuestro padrino y con el actual panorama, necesitamos más que nunca una familia.

Salga y haga lo que sabe: encandilarnos y hacernos sentir que vivimos en un país justo.


PD: Y sobre todo, gracias por prestar el Nacional el miércoles que pasó (¬¬).







No hay comentarios: