miércoles, 4 de junio de 2014

Lluvia

Caen las primeras gotas. Un ejército de paraguas abandona las oficinas del centro, ante las burlas de las huestes del sur, que aseguran que en sus tierras, esto no daría ni para rocío. Yo miro de lejos la guerra pluvial entre capitalinos y sureños. Me alejo cantando de la batalla, esquivando a saltos los charcos. Vuelvo a ser una niña del norte que regresa a casa bajo la llovizna.

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