lunes, 21 de abril de 2008

La mamá del Oscar (o insertar aquí una canción de los Fabulosos Cadillacs)

Hacía tantos años que no la veía. Hasta ayer. Me la encontré de improviso, en las inmediaciones de la Escuela de Periodismo de la ULS, en la Colina. En el mismo lugar donde empezó todo.

El reencuentro con la mamá del Oscar fue totalmente circunstancial. Fui a cubrir una actividad del PS, a la que asistía Camilo Escalona y ella andaba en las mismas, claro que en calidad de simpatizante. Cuando la vi, no estaba segura de que fuera ella, pero cuando se acercó a saludar a Lautaro, el reportero gráfico, supe quien era.

Y me quedé allí, buscando las palabras para decirle que había sido compañera del Oscar, hasta que Lautaro –que debe haber tenido en ese rato una de las escasas intervenciones oportunas de su vida- le dijo algo como “oiga, ella es Lorena y estudió con su hijo”.

Entonces, ella, la mamá del Oscar, me regaló una sonrisa inmensa y me abrazó. Yo siempre he sido un poco huraña con el cariño físico, como que me incomoda, fíjese. Pero esta vez me dejé abrazar y me di cuenta de que lo necesitaba. Luego, seguimos conversando y ella mantuvo mi mano tomada.

Me dieron ganas de contarle que mi mamá se había muerto, pero me dio pudor. También quise contarle que cuando eso pasó, me acordé del Oscar, de lo mucho que me dolió su muerte, de las preguntas abiertas que dejó. De las otras, las que dejó mi mamá, de ese espacio vacío que tengo y que todavía duele. Pero me dio pudor y no quiero dejarle muchas ventanas abiertas a la pena.

En fin, el encuentro no duró más allá de unos cinco minutos y sólo cuando se fue me percaté de que jamás he sabido como se llama la mamá del Oscar. Lo único claro fue que hubiese querido escuchar cualquier tema de los Fabulosos Cadillacs y tal vez bailar en honor del Oscar. Y de mi madre.

1 comentario:

Kathy_C dijo...

La mamá del Óscar fue de las cosas más bakanes que pasaron en esa época. O sea, conocerla.

Tan grande, tan sabia y tan buena pa tomarnos de las manos.

Pulento haberla visto. Espero que me toque a mí un día de estos.