martes, 4 de octubre de 2011

Carta abierta: Alejandro Peña


Mi querido:

Yo lo entiendo, fijesé. Sé lo que es ser bajita -aunque con mi metrocincuentaynuevecasisesenta, igual debo ser más alta que usted-, ver como la mayoría de las personas fueron premiadas por la naturaleza (el Señor, diría su gran big boss) con varios centímetros más. Sé lo cargante que es que los altos –en su caso, casi todo el mundo- lo moleste con eso de “chico, ven pacá”, “el avión, el avión”, “tacuaco”, “Peñita” y otras bromas de ése o peor gusto.

El destino de los locos bajitos es descollar en un mundo donde apenas se los ve y a usted, lo que le falta en centímetros, le sobra en arrojo. Por algo fue llamado el Zar Antidrogas y antes de ser fichado por el Gobierno-de-Los-Mejores, usted demostró que es un Quijote en frasco chico, luchando por una causa noble: erradicar el terrorismo del suelo patrio. Y es tanto lo que se parece al héroe de Cervantes, que debe soportar que los inútiles subversivo se burlen porque confunde los molinos con gigantes (en su caso, mega gigantes) que ponen en riesgo el orden público.


Desde su oficina en el Ministerio del Interior, debe ser horrible ver como todo su prolijo, acucioso y fecundo trabajo se desmorona porque los jueces son incapaces de ver la contundencia de las pruebas que derivaron de su investigación por el llamado Caso Bromas, digo Caso Bombas: un póster de los chascones mala influencia de los Guns`n Roses, una copia del documental La Batalla de Chile del upeliento de Patricio Guzmán e incluso, información codificada en disquettes, entre otras. Como se ve, la más avanzada tecnología al servicio del mal.
Y ahora, los perlas, anunciando querellarse  por el tiempo pasado en prisión. No hay salud, ¿cierto? 

Eso, sin contar con el traspié que ya le había tocado enfrentar, cuando el paquistaní Mohamed Saif Ur RehmanKhan -detenido y acusado de portar supuestas "trazas de explosivos" en una visita a la embajada estadounidense- fue liberado de los cargos, pese a que se aseguró que habían indicios poderosos de que el joven era un caso preocupante.

Por eso, encuentro totalmente admirable como defiende  el trabajo hecho. Usted ya sabe, hay que dejar que los perros ladren, Sancho, porque es señal de que avanzamos.

Por lo menos, Alejandro, tiene gente que lo quiere. Porque además de su maxi- me de las brillantes ideas, RodrigoHinzpeter, ya cuenta usted con su propio Sancho Panza: ni más ni menos que el vocero Andrés Chadwick, que salió a defenderlo de tanto ataque injusto.

Yo, para solidarizar con usted, le dedico esta canción. Con cariño, pues.

Atentamente, otra loca bajita.


PD: Oiga, yo le puedo explicar lo de haber visto “V for Vendetta”, el póster de Don Vitto Corleone en mi pieza y mi copia pirateada de 1984…. 



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